viernes, 28 de mayo de 2010

Esto no es adiós sino un hasta luego

Como tantas veces he dicho este blog es pesonal y ahora más que nunca sentía la necesidad de escribir aquí unas líneas, si bien lo he utilizado para críticas (con o sin sentido), humor, pensamientos, curiosidades ahora lo hago para desahogarme y despedirme de un ser querido.

Las piñas que caen de los pinos, los gatos, toallas y palos de la plaza respiran alibiados pues hace hoy una semana se fue Canela, mi perra mestiza, pequeña, sin pedigree pero que ha llenado cada esquina de esta que ha sido su casa.

Han sido 12 intensos años, de alegrías, sustos, paseos, juegos, cosquillas en el lomo y arropes a medía noche antes de irme a dormir.

Canela no era mas que un perro, can, chucho, tuso o cachorro cuando aquella tarde de abril, ya me aviso mi madre "Te llevo una cosita, me la han regalado, se llama Canela". Esa noche entró por la puerta, con un neceser del tamaño de una caja de zapatos de donde asomó su cabeza un pequeño bicho que solo era culo y cabeza, cortas patas y muchos lametones al cuello. Ni la negativa de mi padre ni las obligaciones que nos acarrearía nos lo hicieron pensarlo. Ya teniamos uno más en la familia.

Todo un sueño levantarse a la mañana siguiente con pequeños y ligeros ladridos e ir a la salita donde ella, deseando que alguien la cogiera para hacer de nuevo uso de la lengua y soltar algún que otro chupetón al cuello, nos esperaba la primera mañana en su nueva casa.

Vaya tela, llevo unas cuentas líneas y no avanzo pero me pasaría el día contando todo lo que ha ocurrido desde entonces...

Canela murio el pasado 21 de mayo, estaba muy enferma y poco quedaba en ella de aquel "galgo" que recorría mientras ladraba todo el cesped de casa. Una enfermedad hepática la lastraba desde hacía un año y medio se la ha llevado para nunca regresar.

Mas que tristeza lo que siento es soledad, el mirar a media altura y no verla, el abrir la puerta de casa y que nadie venga a recibirme a base de ladridos. Sin duda ha sido mi compañía en casi la mitad de mi vida, siempre estaba ahí, sin ningun tipo de rencor ni obligación y cuando falta se le cae a uno el mundo a los pies.

Desde aquí quiero recordarla, recordar sus grandes ojos negros, sus grandes orejas a la virulé, su energía a la par que manera de transmitir tranquilidad. Recordar sus peleas con las toallas de casa, sus paseos por ella y su maestría para asomarse a la mesa en busca de alguna migaja de pan que sobrase de la comida.

Todo buenos recuerdos que ahora toca sacar de la cabeza para suplir que ya no está, todas esas fotos y anecdotas por contar de ella.
Ya nunca más acariciaré ese pelaje suave a la par que tosco, nunca más veré ese mirada fija que todo me lo decía, nunca más correremos por el pasillo de la plaza detrás de una pelota o piña que encontremos al paso pero ahora más que nunca la tengo en la cabeza a todas horas.
Imagino que eso querría ella, no el sufrir por su falta sino recordarla, porque si algo bueno tiene ser alguien especial y haber llenado tanto es ser recordado y admirado por el resto uno vez que ya no esté.

Bicho te echaré de menos.


Como aquella canción de Extremo Duro "El desanimo que no puede conmigo, el destino que no juegue conmmigo"